«De ahí que el aumento (de contribuyentes) en los últimos cinco años haya sido pronunciado», afirmó Carlos Cárdenas, vicepresidente del Instituto Mexicano de Contadores Públicos.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), apenas en 2003, el fisco tenía registrados 9.4 millones de causantes, sólo 23.6 por ciento de la PEA de ese año (39.8 millones de personas).
En tanto, en el tercer trimestre de 2011, la PEA llegó a 46 millones 815 mil 997 personas, de las cuales 78.5 por ciento es pagadora de impuestos.
Sin embargo, considerando solamente los impuestos administrados por el SAT, la recaudación anual por contribuyente pasó, entre 2003 y 2010, de 70 mil 311 a 38 mil 588 pesos, y, hasta septiembre de 2011, la cuenta estaba en 28 mil 753 pesos, según estadísticas del propio organismo.
Cabe aclarar que el éxito fiscalizador del SAT se da entre personas físicas, pues, de 44.4 millones que contabiliza el Inegi como asalariados, trabajadores por cuenta propia, no remunerados o con percepciones no salariales, 82.1 por ciento es contribuyente.
Entre enero y septiembre de 2011, las personas físicas y asalariadas aportaron el 49 por ciento del ISR, esto es, 268 mil 124 millones de pesos.
Cambios importantes en el sistema de fiscalización, como que los asalariados presenten declaraciones y el impuesto a depósitos en efectivo, además de incentivos, como mayores deducciones, han contribuido a aumentar la base de contribuyentes.
Sin embargo, según Pedro Canabal, administrador central de comunicación institucional del SAT, la baja recaudación es un problema de legislación.
«El SAT ya hizo una buena chamba ampliando la cobertura de contribuyentes y se recauda lo que permite la ley. Más recursos ya dependen de las modificaciones que se haga a la ley», aseguró.