Durante el foro «La Obesidad en México: políticas públicas e implicaciones económicas», organizado por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), se destacó que México ocupa el primer lugar como consumidor de refresco a nivel mundial, con 163.3 litros por persona al año, 40 por ciento más a la ingesta promedio en los Estados Unidos que es de 118 litros.
De acuerdo con la senadora del Partido Acción Nacional, Marcela Torres, un impuesto tendría grandes beneficios, pues según estimaciones del Instituto Nacional de Salud Pública, se disminuiría el consumo de refrescos azucarados en poco más de 25 por ciento, lo que ayudaría a reducir la prevalencia de diabetes en el país en 12 por ciento y en 26 por ciento los costos de nuevos casos de diabetes en los próximos 10 años, además de que se recaudarían aproximadamente 23 mil millones de pesos.
Al respecto, la organización Alianza por la Salud Alimentaria, enfatizó que sería importante que, de aplicarse este impuesto especial, los recursos recaudados se destinaran a la implementación de programas de prevención de la obesidad, principalmente a la instalación de bebederos de agua potable en escuelas y espacios públicos.
Arantxa Colchero, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), destacó que 19 países han establecido con éxito un impuesto al refresco y si se aplica en México una tasa de 20 por ciento, reduciría el consumo por persona de 163 a 130 litros por año y con ello la obesidad bajaría en 10 años en un 2 por ciento.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 destaca que desde 1980 los índices de sobrepeso y obesidad se han triplicado en México.
Actualmente, 7 de cada 10 adultos en el país y 1 de cada 3 niños y adolescentes sufren de sobrepeso y obesidad, con lo que México ocupa el segundo lugar en obesidad a nivel mundial y uno de los primeros en obesidad infantil.